Los pueblos bárbaros de Ghregis son muy variados y se distribuyen en clanes. Sin embargo dicha distribución de clanes y pueblos se pueden organizar en dos grupos principales: Los pictos y los bárbaros. El pueblo bárbaro como tal es, quizá, uno de los grupos más antiguos de humanos que empezaron a habitar Ghregis. Son especímenes grandes y musculosos; especialmente adaptados para el belicismo y el trabajo físico. De casi dos metros de altura y una corpulencia envidiable, su handicap más evidente es su inteligencia inferior a la media. Aunque són humanos en todos los aspectos y tienen una cultura muy similar a la del resto de razas de Ghregis, sufren limitaciones intelectuales muy diversas que los hacen una raza peculiar y condenada a desaparecer por una serie de razones:
Por un lado, son incapaces de desarrollar la magia y nunca se ha conocido un hechicero de raza bárbara en la historia de ninguna realidad del Multiverso. Hay corrientes del saber de la Cúpula Blanca que postulan que los bárbaros son una especie primeriza de los humanos que gobiernan Ghregis. Debido a sus limitadas capacidades, apenas interactuan con otros pueblos humanos. Dicha interacción se limita al combate en incontables guerras donde són utilizados como mercenarios; ya que no cuestionan a los mandos y aprecian que éstos sean fuertes, dando gran valor a su reputación adquirida en combate. A su vez, los magos afirman que, precisamente es ese el problema de las razas bárbaras: no se mezclan sexualmente con otras razas, por lo que la sangre de sus venas no se ha visto alterada desde hace milenios, provocando que su línea sanguínea no se haya favorecido de la diversidad racial que sí han disfrutado otros pueblos y, a la vez, se han mezclado entre ellos; incluso con familiares, provocando que su sangre se haya corrompido. Creen que éste es uno de los motivos principales de su limitada inteligencia y se sorprenden de que hayan sobrevivido hasta nuestros días.
Los bárbaros son religiosos hasta la médula y profundamente supersticiosos. Cada uno de los diferentes clanes de bárbaros tienen sus propias supersticiones y mitos; algunas de comprensibles y otras de tan extravagantes que resultan incomprensibles para el resto de pueblos de Ghregis; incluso para los pictos, que también lo son. Un ejemplo extendido en todos los clanes bárbaros es que creen acérrimamente que una criatura sobrenatural llamada Phenatu devorará el corazón de todo hombre que no luche, al menos una vez en su vida, en una gran batalla. Les asusta la magia ya que, al no ser capaces de desarrollarla, son incapaces de comprenderla. Para ellos, un hechicero es una criatura sobrenatural y una de sus muchas supersticiones afirma que matar a un hechicero puede traer consecuencias devastadoras a todo el clan.
Los bárbaros no son grandes constructores ni destacan en ninguna forma de arte. Sobreviven como campesinos y guerrean entre ellos para satisfacer un deseo de sangre que es más fuerte que ellos mismos. De algún modo, son conscientes de que el mundo se hace más pequeño a cada generación que pasa. Apenas viajan fuera de sus fronteras, excepto cuando sus necesidades les obligan a enrolarse en algún ejército de manera puntual para traer recursos a los restantes miembros del clan. Las escaramuzas y combates entre clanes són también una forma de controlar su población; tal vez de manera indirecta y no precisamente voluntaria, pero que se encuentra inscrita en su código sanguíneo. Sus aldeas són sencillas, de cabañas de madera rodeadas de empalizadas y de techos de paja; aunque también incorporan la piedra para ahorrar madera. Aprendieron de manera rudimenaria a construir embarcaciones de una sola vela, rápidas y maniobrables, fáciles de gobernar con muy pocos hombres. A su vez, suelen añadirles remos para utilizar su envidiable fortaleza cuando los vientos del mar del Norte no son propicios. Su forja se basa en el hierro y el bronce, ya que no conocen cómo mezclar metales de manera efectiva para crear aleaciones más resistentes, ligeras y eficientes; aunque són hábiles forjando espadas, hachas y escudos. No suelen llevar armaduras, ya que su corpulencia les hace, ya de por sí, lentos en combate, y una armadura, a parte de malgastar metal, sería demasiado pesada para demostrar su destreza en combate. En su lugar prefieren el cuero y la piel. De este modo les protege también del frío del norte. No suelen utilizar armas a distancia, ya que no gozan de la paciencia que sí tienen los pictos, que son hábiles arqueros y diestros ballesteros. Prefieren el cuerpo a cuerpo y consideran que matar a alguien a distancia, sin mirar directamente a los ojos de su víctima, es un acto despreciable por el que pagarán en la otra vida.
-Apariciones: Después de hacerse el silencio
-Altura media: 190 cm
-Raza: humana
-Complexión: Fornida y corpulenta
-Nación: Regiones del norte
Etiquetas: Pictos, Humanos, Negro amanecer
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